Soneto al
desierto de Buçaco
Jardín cerrado,
inundación de olores,
fuente sellada,
cristalina y pura;
inexpugnable
torre, do segura
de asaltos, goza
el alma sus amores.
Intactas guardas
tus hermosas flores;
matas la sed,
destierras la secura,
ostentas
majestad, y desa altura
penden trofeos
siempre vencedores.
El verdor tuyo
nunca el lustre pierde,
ni se enturbia
el candor de tu corriente;
firme está tu
invencible fortaleza.
Que es el jardín
cerrado siempre verde,
es siempre clara
la guardada fuente,
y es propia de
la torre la firmeza.
Imagen: Jardín
de Buçaco.
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