No tenemos piedad
A Dionicio Morales
No tenemos piedad
de las manos que
penden del sol,
del renacimiento del
astro huérfano
que nos penetra en la
piel
como una inmensa tela
sobre el corazón de
la tristeza.
No tenemos piedad
de todos los besos
dados
porque nos hemos
olvidado
de volver al primero.
No somos nuestros
enemigos.
Y estamos en el
umbral de los ángeles
para encontrar de
nuevo su sonrisa.
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