Hora de dormir
Somos un prado donde
zumban las abejas,
mente y cuerpo son
casi uno
como el fuego crepita
en la estufa
y nuestros ojos se
cierran,
y boca a boca, la
cobijas
sobre nuestros
hombros,
dormitamos como
caballos en el campo,
de acuerdo; aunque el
frío otoñal
circunda nuestra cama
tibia, y aunque
de día somos singulares
y muchas veces solos.
Traducción de Beth
Miller
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