Aunque la mies más
alta dure un día
He de morir y a
muerte me preparo
dando, a tan poco
tiempo, tanta vida
que he de ganar de
fijo la partida
y ha de lograr diana
mi disparo.
Mujer de carne y
verso me declaro,
pozo de amor y boca
dolorida,
pero he de hacer un
trueno de mi herida
que suene aquí y
ahora, fuerte y claro.
Aquí y ahora estoy.
Voy con aquellos
que siembran gozo y
pan en la mañana
aunque la mies más
alta dure un día.
Los hombres lloran:
lloraré con ellos;
seré su voz, la luz
en su ventana.
Después, no sé. La
muerte ya no es mía.
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