miércoles, 5 de febrero de 2014

GERARD MANLEY HOPKINS







Despierto y siento la piel de la oscuridad



Despierto y siento la piel de la oscuridad, no el día.
¡Qué horas, oh, qué horas negras hemos pasado
esta noche! ¡Cuántas visiones, corazón mío; cuantos caminos recorriste!
Y todavía has de recorrer más, en tanto se demore el alba.

Doy testimonio de cuanto digo. Pero donde digo
horas quiero decir años, quiero decir la vida. Y mi lamento
son innumerables gritos, gritos como cartas a ciegas lanzados
hacia el queridísimo que vive, ¡ay! tan lejos.

Estoy irritado, lleno de rencor. La más profunda ley de Dios
me ha hecho paladear la amargura: mi sabor era yo;
huesos tallados en mí, carne colmada, sangre rebosante del maleficio.

Autofermentada de espíritu, una insulsa masa se agria. Veo
así a quienes están perdidos y su flagelo ha de ser
como yo soy el mío, sus sudorosos egos; pero aun peor.



Traducción de Delia Pasini.


Imagen: Golucho, Retrato de insomnio, 2006.



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