Llevó tras sí los
pámpanos octubre
y con las grandes
lluvias, insolente,
no sufre Ibero
márgenes ni puente,
mas antes los vecinos
campos cubre.
Moncayo, como suele,
ya descubre
coronada de nieve la
alta frente
y el Sol apenas vemos
en Oriente
cuando la opaca
tierra nos lo encubre.
Sienten el mar y
selvas ya la saña
del Aquilón, y
encierra su bramido
gente en el puerto y
gente en la cabaña.
Y Fabio, en el umbral
de Tais tendido,
con vergonzosas
lágrimas lo baña
debiéndolas al tiempo
que ha perdido.
Imagen: Helen Carter,
Arkansas.
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