lunes, 29 de abril de 2013

LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA




Llevó tras sí los pámpanos octubre
y con las grandes lluvias, insolente,
no sufre Ibero márgenes ni puente,
mas antes los vecinos campos cubre.

Moncayo, como suele, ya descubre
coronada de nieve la alta frente
y el Sol apenas vemos en Oriente
cuando la opaca tierra nos lo encubre.

Sienten el mar y selvas ya la saña
del Aquilón, y encierra su bramido
gente en el puerto y gente en la cabaña.

Y Fabio, en el umbral de Tais tendido,
con vergonzosas lágrimas lo baña
debiéndolas al tiempo que ha perdido.

Imagen: Helen Carter, Arkansas.



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