Debemos ser cautos
Porque a ti y a mí nos baña el silencio:
aquí donde está todo el campo
en calma; dormido en la dulzura
de esta estrella vespertina, cintilando
en la muñeca de la noche. Las luces del pueblo
como bardos antiguos en oración, vienen
hacia nosotros sobre los campos de maíz
y ovejas mansas. Nos gustaría ser
de aquí, donde el sueño no es como el urbano,
donde el sueño es completo y ligero
como el contorno de una hoja en el vaso de té;
mas el conocimiento en nuestros corazones
ha pintado ojos infames dentro de
la cabeza: no hay de otra: vemos
todas las cosas lamentables y los días
en esta tierra humilde, mezclando
el ruido de los taxis y la desesperación
con todos los
paisajes, aquí, y en todas partes.
Trad. de Alberto
Blanco
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