Al cielo
Clara fuente de luz,
nuevo y hermoso,
rico de luminarias,
patrio Cielo,
casa de la verdad sin
sombra o velo,
de inteligencias
ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te
estás, cuerpo glorioso,
tan lejos del mortal
caduco velo,
casi un Argos divino
alzado a vuelo,
de nuestro humano
error libre y piadoso!
¡Oh patria amada!, a
ti sospira y llora
esta en su cárcel
alma peregrina,
llevada errando de
uno en otro instante;
esa cierta beldad que
me enamora
suerte y sazón me
otorgue tan benina
que, do sube el amor,
llegue el amante.
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