Restauradora
La muerte es limpia.
Cruel pero limpia.
Con sus delantales de lino
– criada – friega los vidrios.
Tiene puños ágiles y esponjas.
Abre las ventanas, el aire se precipita,
inaugural, dentro de las salas.
Había huellas digitales en los muebles,
motas de polvo en la rendija de las cerraduras.
Pero todo volvió a ser como antes de la carne
y su desorden.
Versión Gerardo
Gambolini.
Imagen: Henrik Aarrestad Uldalen, sin título.
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