A Alcímidas de Egina
Una es la familia de los hombres, una la de los dioses,
pues por una sola madre alentamos unos y otros.*
Mas nos separa un poder enteramente desigual;
porque lo humano nada es y el cielo de bronce, en cambio,
permanece por siempre como sólida morada.
Con todo, en algo nos acercamos a los inmortales,
bien sea por la grandeza de la inteligencia,
bien por la condición corporal, aunque no sepamos
hacia qué meta trazada por el destino —en el día
o en la noche— hemos de correr.
* Alusión a Gea, de quien descienden los dioses y los
hombres.
Versión de Pedro Bádenas de la Peña y Alberto Bernabé
Pajares.
Imagen: Jean Auguste Dominique Ingres, Zeus y Tetis,
1811.
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