Prados
Tal vez ni
siquiera es verdad
lo que en tu
corazón oyes gritar a veces:
que esta vida es
nada
para tu ser
y lo que
conocemos como luz
es un
deslumbramiento,
deslumbramiento
último
de tus dolientes
ojos.
Acaso solo es la
vida
lo que el saber
en días jóvenes:
anhelo eterno
que busca,
de cielo en
cielo,
quién sabe qué
horizonte.
Somos como la
hierba de los prados
que siente sobre
sí soplar el viento
y canta plena en
el viento
y vive siempre
en el viento
y sin embargo no
supo crecer
de forma que
aquietase aquel vuelo supremo
ni levantarse de
la tierra
para anegarse en
él.
Versión de
Mariano Roldán.
Imagen: Pintura
de Vladimir Pajevic.
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