Sí, yo también me decía: vivir es otra
cosa
que este olvido del tiempo que pasa y de
los estragos
del amor y la usura –eso que hacemos
día y noche: surcos en el mar,
en el cielo, en la tierra, sucesivamente
pájaro,
pez, topo, en fin jugar a agitar el aire,
el agua, el polvo, los frutos; haciendo
de,
ardiendo por, marchando hacia ¿cosechando
qué? El gusano en la manzana, el viento en
los trigales
porque todo cae otra vez, porque todo
vuelve
a empezar y nada es idéntico a lo que fue,
ni peor, ni mejor,
que no cesa de repetir: vivir es otra
cosa.
Imagen: Lou Stoumen, Sea of Hats, 1940.
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