El libro, para envejecer
Estrellas trashumantes; y el pastor que se
inclina
sobre la dicha de la tierra; y tanta paz
como ese grito irregular de insecto
que un dios pobre modela. De tu libro
subió el silencio hasta tu corazón.
Corre un viento sin ruido en los ruidos
del mundo.
Lejos sonríe el tiempo, por dejar de
existir.
Sencillos en el huerto son los frutos
maduros.
Envejecerás
y, al perder tu color en los árboles,
al formar una sombra más lenta sobre el
muro,
al ser amenazada la tierra, al fin, de
alma,
retomarás el libro donde lo abandonaste,
y
dirás: Eran ésas las últimas palabras oscuras.
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