Es sobre todo en el
llanto
que el alma
manifiesta su inquieta presencia.
Por una comprensión
secreta
el dolor se vuelve
agua
y el sufrimiento
madura flores líquidas.
La gemación primera
del espíritu
es, por lo tanto, la
lágrima,
su palabra
transparente y lenta.
Así, según esta
elemental alquimia
en verdad el
pensamiento se substancia
como una piedra o un
brazo.
Asimismo esta
turbación
es un tránsito hacia
el silencio,
porque no hay
conmoción en el signo
sino sólo desconsuelo
mineral de la materia.
Traducción de
Guillermo Fernández.
Imagen: Rogier Van der
Weiden, Descendimiento de la Cruz (detalle).
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