Sentí un funeral en mi
cerebro,
los deudos iban y venían
arrastrándose -arrastrándose
-hasta que pareció
que el sentido se quebraba
totalmente -
y cuando todos estuvieron
sentados,
una liturgia, como un tambor
-
comenzó a batir -a batir
-hasta que pensé
que mi mente se volvía muda
-
y luego los oí levantar la
caja
y crujió a través de mi alma
con los mismos botines de
plomo, de nuevo,
el espacio -comenzó a
repicar,
como si todos los cielos
fueran campanas
y existir, sólo una oreja,
y yo, y el silencio, alguna
extraña raza
naufragada, solitaria, aquí
-
y luego un vacío en la
razón, se quebró,
caí, y caí -
y di con un mundo, en cada
zambullida,
y terminé sabiendo -entonces
–
Versión de Silvina Ocampo.
Imagen: Miles Cleveland Goodwin, Casket Market, 2012.
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