Luz en el agua brillante
Miríada instantáneas gotas
de lluvia aterrizando en una corriente
que sin quiebro hacia abajo
se ha deslizado y sigue
desde que este paraje
familiar un día fue mi casa,
cada una al aterrizar
destella el fulgor del sol y se desvanece
y otra, otra, y otra viene a
mi encuentro,
ángel tras ángel tras ángel,
su punto danzante
siempre aquí y ahora,
la misma brillante
innumerable compañía que llega
de nuevo el presente
absolviendo siempre del fluir del tiempo.
Anciana sé ahora
¡Cuántas, cuántas, cuántas
epifanías de luz!
Versión de Clara Janés.
Imagen: Frits Thaulow, A
Quimperle, 1892.
No hay comentarios:
Publicar un comentario