De puntillas ha
entrado en mi alma
sin sentirlo, ni
si el alma tiene puertas,
aunque he
sentido pasos, y calor,
y ese silencio
que sucede.
No hay silencio
como el de la soledad,
que no es tan
fácil como se dice
eso de estar
solo (pero eso es otra cosa,
siempre todo es
otra cosa). Pero vuelvo
a la soledad que
tan bien se lleva,
con ese silencio
que se hace
en la soledad, y
desvanece las compañías
que no son
soledad, y nos hace
andar por
dentro, sintiendo las resonancias
del silencio en
la soledad, las olas
de la soledad en
el silencio.
Imagen: Robert
Watson, Monument, 1977.
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