El olvido
Anoche soñé que me
decían: tu amor ha muerto.
Tu amor, la dulce
amada de tu juventud,
ha muerto.
En una ciudad fría
del Sur
donde los parques son
una gran gota de rocío,
a la hora en que la
niebla es aún virgen
y el cielo se rehusa
a la mirada de los
desesperados.
Y murió -me decían-
sin pronunciar tu nombre.
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