lunes, 31 de marzo de 2014

MARIO LUZI








Diana, despertar



El viento libre luce entre los humos
de la llanura, el monte ríe raro
iluminándose, surgen relumbres
del agua, ¿hay mensaje más caro?

Hora es de levantarse, de vivir
puramente. Ya vuela en los espejos
un sonreir, un temblor en los vidrios,
vuelve un sonido a confundir los oídos.

Y tú acudes alegre y contradices
de inmediato a la muerte. Así cuando
se abre una puerta desbordan felices
los colores, la sombra va de vuelta

a disolverse. Nacen rientes imágenes,
en la sangre se filtra, ciego vuelve,
el espíritu del sol, nos llevan céfiros
consigo: a existir, a extinguirse en un día.


Traducción de Rodolfo Alonso.


ÁNGEL GONZÁLEZ








Milagro de la luz



    Milagro de la luz: la sombra nace,
    choca en silencio contra las montañas,
    se desploma sin peso sobre el suelo
    desvelando a las hierbas delicadas.

    Los eucaliptos dejan en la tierra
    la temblorosa piel de su alargada
    silueta, en la que vuelan fríos
    pájaros que no cantan.

    Una sombra más leve y más sencilla,
    que nace de tus piernas, se adelanta
    para anunciar el último, el más puro
    milagro de la luz: tú contra el alba.




Imagen: Blanca Oraa Moyua, Mujer a contraluz, 2010.





domingo, 30 de marzo de 2014

DAVID LÓPEZ SANDOVAL








Deus otiosus

Imposible resulta estremecerse
hoy ante la barbarie, demasiado
lejos de mí sucede la noticia.
A miles de kilómetros la muerte
nunca es trágica sino insustancial
reducto de la culpa, pues en eso
parece consistir saberse vivo.
Que mueran, que se maten unos a otros
si es eso lo que ambicionan; los demás,
espectadores, hombres informados,
padezcan el hedor y continúen
tomando algún partido, que yo ahora
complacencia, no amor ni tampoco odio,
conmigo mismo siento, como un dios
que, retirado, viese en muerte y vida
dos atributos más de su molicie.



Imagen: George Grosz, Metrópolis, 1916-1917.


MARGARET ATWOOD







Poema nocturno


No hay nada de lo que asustarse,
es sólo el viento
cambiando hacia el este, es solamente
tu padre el trueno
tu madre la lluvia.
En este país de agua
con su luna ocre mojada  como un hongo,
sus tocones ahogados y sus pájaros de muchos años
que nadan, donde el musgo crece
por todas las partes de los árboles
y tu sombra no es tu sombra
sino tu reflejo,
tus padres verdaderos desaparecen
cuando la cortina cubre tu puerta.
Nosotros somos los otros,
los sumergidos bajo el lago
quienes permanecemos silenciosamente al lado de tu cama
con nuestras cabezas de oscuridad.
Hemos venido a cubrirte
con lana roja,
con nuestras lágrimas y susurros distantes.
Te meces en los brazos de la lluvia,
el arca glacial de tu sueño,
mientras aguardamos, tu padre
y tu madre de la noche,
con nuestras manos heladas y nuestra luz mortecina,
sabiendo que somos solamente
las sombras vacilantes que proyecta
una vela, en este eco
que oirás veinte años más tarde.




Imagen: Joshua Hoffine, Pesadilla nocturna.


sábado, 29 de marzo de 2014

MALCOLM LOWRY







Felicidad



Montañas azules con nieve y agua azul, fría y turbulenta,
un cielo limpio lleno de estrellas que se alzan
y Venus y la luna en cuarto creciente al amanecer,
gaviotas que siguen a un bote a motor contra el viento,
árboles con ramas enraizadas en el aire —
sentado al sol del mediodía con la sombra
furiosamente humeante de la chimenea de la choza —
las águilas lanzándose en grupo viento abajo,
las golondrinas volando en retroceso,
una marca de tabaco nueva a las once,
y mi amor que vuelve en el autobús de las cuatro —
Dios mío, ¿por qué nos has dado todo esto?



Versión Gerardo Gambolini.

Imagen: Chen Fei, Sigo amando la luna llena, incluso si la noche es estrellada, 2009.