Deus otiosus
Imposible resulta
estremecerse
hoy ante la barbarie,
demasiado
lejos de mí sucede la
noticia.
A miles de kilómetros
la muerte
nunca es trágica sino
insustancial
reducto de la culpa,
pues en eso
parece consistir
saberse vivo.
Que mueran, que se
maten unos a otros
si es eso lo que
ambicionan; los demás,
espectadores, hombres
informados,
padezcan el hedor y
continúen
tomando algún partido,
que yo ahora
complacencia, no amor
ni tampoco odio,
conmigo mismo siento,
como un dios
que, retirado, viese
en muerte y vida
dos atributos más de
su molicie.
Imagen: George Grosz,
Metrópolis, 1916-1917.
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