Si la pena pudiera quemarse
Si la pena pudiera quemarse
como sumergido carbón
el corazón descansaría sosegado,
el alma desalquilada
sería aún cual un velo;
pero he mirado toda la noche
el fuego crecer en silencio,
la gris ceniza deshacerse:
y avivo la obstinada piedra
que las llamas han dejado,
y la pena se aviva, y el sordo
corazón queda sin fuerzas.
Traducción de Alberto Gagetti.
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