lunes, 30 de junio de 2014

LUIS ROSALES








Autobiografía


Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.





domingo, 29 de junio de 2014

RUBÉN DARÍO








Triste, muy tristemente



Un día estaba yo triste, muy tristemente
viendo cómo caía el agua de una fuente.

Era la noche dulce y argentina. Lloraba
la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba
la noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.

Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.



Imagen: Santiago Rusiñol, Claustro de Tarragona, 1897.




sábado, 28 de junio de 2014

DAVID LÓPEZ GARCÍA








El refrán se cumple



A mi casa llegó ayer Jesucristo.
Vestía como tú o yo acostumbramos,
nada en particular evidenciaba
que fuera Jesucristo quien estuvo
en mi casa. Mas sé con absoluta
certidumbre que fue él quien la cocina
dejó limpia, tendida la colada
y abierta una ventana donde había
antes un liso muro blanco y frío.
Por ella entran las nubes, golondrinas,
los veranos, sonrisas, un cerezo
y a veces un poquito de esperanza.
Entra también por ella ese camino
que no sé a dónde lleva.




viernes, 27 de junio de 2014

ALFONSO GUMUCIO DAGRÓN







Gestos que nos enseñamos




Te quité el gesto del humo
y me diste tus manos
tu charla en el aire
tus palabras interminables
música siempre tu sonrisa.

Te endurecí, desaté
tu volcán encrespado, tu lamento
más animal y más profundo.
Te desgarré cada noche
para que probaras tu sangre
y me la dieras, y me diste,
estas ganas de amar
rabiosamente.

Te pasé distraídamente un espejo
en octubre y frío
para que descubrieras tus senos y tus sueños.
Me devolviste tu cuello insaciable
me llenaste los ojos de ti
y yo aprendí a cerrarlos
para que no te me fueras
en medio de esta lluvia copiosa.

Pero te fuiste
en el último gesto de amor
palabra desprestigiada
y me diste
el tuyo total y doloroso.




ALEJANDRA PIZARNIK







Mucho más allá




¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida .
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados , este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿verdad que sí ?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.