Atmósfera sin
tiempo
Tú eres mi raiz.
La hoja eterna y
fiel.
La que no emigra
de la difunta
gracia de la rosa.
Tú eres algo
idealmente muerto.
De ti asciende
la fragancia purísima
de una
existencia oculta.
Y así estás,
detenido
en una atmósfera
sin tiempo,
en el silencio
de una antigua alcoba
llena de
vírgenes
y un suavísimo
aroma.
Mis labios son
ahora
el radiante
fantasma de los tuyos.
Y los toco a
través de un espacio en el que giran
sistemas
silenciosos
de gracia y de
misterio.
Estoy contigo,
para siempre,
en medio de una
celeste soledad
y el selvático
río de mi sangre
se vuelve una
constante y mansa devoción
y un rítmico
homenaje.
Tú eres ya más
que tú.
Una constelación
de indecibles presencias.
Una voz que
canta ya el tono
de las voces
eternas.
Imagen: Frida
Kahlo, Raíces, 1943.
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