lunes, 2 de junio de 2014

J. C. BLOEM








El vacío




Un solo verano y un solo otoño pedía Hölderlin
para elevar el canto maduro,
antes de que la flecha del destino negro le cogiera
y viera el Dios que le venció.

Esto es propio de los elevados. Quizás
un presentimiento le hizo darse cuenta oscuramente
de que pronto debería irse de la existencia
plena hacia donde se pierden los fondos terrestres.

Yo no soy así. Para mí el canto
no era nunca nada más que revelar desde la carencia
lo que la vida avara me tenía privado.

Si yo dirigiera una súplica al destino,
sería: que llene una sola vez este corazón vacío,
que por no amar se moría diariamente.




Versión de Henriette Colin.

Imagen: Anónimo, Pintura mural de Nosa Señora de las Virtudes S. XV.



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