Necesito una música
Necesito una música que fluya
a través de las yemas de mis dedos
inquietas, sensitivas; por mis labios
temblorosos, manchados de amargor,
con honda melodía, clara, lenta
como el fluir de un líquido. ¡Ah, el mecerse
salutífero, antiguo, sí, y grave,
como una canción que se les canta
a los que han muerto, fatigados, para
que puedan descansar, una canción
que caiga como agua en mi cabeza
y mis extremidades, como un sueño
que a causa de un rubor resplandeciera.
La melodía obra cierta magia:
un hechizo de alivio, y calmo aliento,
y sosegado corazón, que se hunde,
entre colores que se van fundiendo,
hondo en la subacuática quietud
del mar, y flota para siempre en un
estanque que la luz reverdecida
de la luna ilumina al reflejarse,
en los brazos del ritmo y la modorra.
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg.
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