Romance de la huida
En el borde del
camino
sobre una piedra me
siento.
Los chopos están
dormidos
porque se ha dormido
el viento,
pacen tenaces la
yerba
las ovejas en
silencio;
las aves labran
estelas
en el mar azul del
cielo...
Al poco cierro los
ojos.
Entonces mi
pensamiento
huye veloz, más allá
de las montañas, muy
lejos,
navegando con las
nubes,
asido a sus blancos
flecos...
Los álamos se
estremecen,
dejan las aves su
vuelo
y las cándidas ovejas
abandonan su
alimento.
"¿Dónde vas?
¿Por qué nos dejas?",
me gritan con
desconsuelo.
Imagen: Gökhan Özkan,
Clouds.
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