domingo, 30 de marzo de 2014

MARGARET ATWOOD







Poema nocturno


No hay nada de lo que asustarse,
es sólo el viento
cambiando hacia el este, es solamente
tu padre el trueno
tu madre la lluvia.
En este país de agua
con su luna ocre mojada  como un hongo,
sus tocones ahogados y sus pájaros de muchos años
que nadan, donde el musgo crece
por todas las partes de los árboles
y tu sombra no es tu sombra
sino tu reflejo,
tus padres verdaderos desaparecen
cuando la cortina cubre tu puerta.
Nosotros somos los otros,
los sumergidos bajo el lago
quienes permanecemos silenciosamente al lado de tu cama
con nuestras cabezas de oscuridad.
Hemos venido a cubrirte
con lana roja,
con nuestras lágrimas y susurros distantes.
Te meces en los brazos de la lluvia,
el arca glacial de tu sueño,
mientras aguardamos, tu padre
y tu madre de la noche,
con nuestras manos heladas y nuestra luz mortecina,
sabiendo que somos solamente
las sombras vacilantes que proyecta
una vela, en este eco
que oirás veinte años más tarde.




Imagen: Joshua Hoffine, Pesadilla nocturna.


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