La
noche estrellada
La
ciudad no existe
salvo
allí donde un árbol de pelo negro
se
remonta como una mujer ahogada hasta el cielo encendido.
La
ciudad está en silencio. La noche bulle con once estrellas.
Oh,
noche estrellada... Así quisiera
yo
morir.
Se
mueve. Todas están vivas.
Hasta
la luna se hincha
en
sus grilletes anaranjados
para
apartar a los niños, como un dios, de su ojo.
La
vieja serpiente invisible engulle las estrellas.
Oh,
noche estrellada...
Así
quisiera yo morir:
bajo
la impetuosa bestia del nocturno manto,
succionada
por ese dragón inmenso, para separarme
de
mi vida sin bandera,
sin
vientre,
sin
llanto.
Traducción
de Santiago Elso Torralba.
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