jueves, 14 de marzo de 2013

KATHLEEN RAINE



Ángelus
 

Veo el azul, el verde, el dorado y el rojo,
pero he olvidado lo que dijo el ángel.

Veo la flor, la hoja, el árbol y los prados,
mas de aquellas palabras no me queda el recuerdo.

Oigo al vencejo, al reyezuelo, pero
allende el pensamiento huyo de lo que él decía.

Sé el iris, las palomas, los ecos y los vientos,
mas en mi alma se borró el sentido.

Sólo sé que me canta su palabra,
lanzándose en mi sangre hacia el mar, sobre rocas;

la palabra grabada en los huesos, que, dentro,
quema en apoteosis la substancia de un sueño;

y nunca más he de escucharla en vida,
porque pasó, y me voy, y los sueños perduran.

(Trad. de Mariá Manent)

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