martes, 26 de marzo de 2013

RENÉ MÉNARD



 
Algunas veces vuelvo de un país sin paisaje
donde no soy más que una brizna de viento
muy denso en la noche.
Allí la vida es virginal
y la sangre se pierde en la melodía
más gratuita del alma.
Si alguna vez el mundo se revela
los hombres tienen la gravedad de cualquier rostro pintado.
Los campos, los árboles, el cielo,
se llenan de la melancolía más terrestre
al ser creados por la mirada y la historia de un hombre.
Pues toda cosa pintada a imagen de su hermosura
hace germinar la muerte de aquel que la dibuja.

(Trad. de Manuel Álvarez)



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