Una mañana de junio es
muy temprano para despertar, pero tarde para dormir de nuevo. Debo ir a la hierba que está llena de recuerdos, que me siguen con la mirada. No se ven, se mezclan completamente con el fondo, camaleones perfectos. Tan cerca que los escucho respirar a pesar que el canto de los pájaros es estridente.
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