Al partir de
Ullswater
I
Un adiós llena el
aire.
Sin el lago de plata,
yace el bravío mundo,
derribado.
Se levantan ciudades
donde cayeron montes,
hay, donde ardía el
Fénix, una fragua.
II
El lago está en mi
sueño;
el árbol, en mi
sangre;
el pasado, en mis
huesos;
a las flores del
bosque
las quiero con amores
de tiempos fenecidos.
Temo con muchas
muertes
el paso de la noche
y leo en mi memoria
lo escrito en el
follaje.
Y solo yo, ¡qué
extraña, aquí llegada,
al extraño presente!
Trad. de Mariá Manent
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