El sediento
Como el que quiere y
no,
como el que llora lo
que nunca ha tenido
y se golpea las alas
desbaratando tréboles
inútiles.
Caminará derecho
hasta su orilla,
se tenderá, de lado,
para que el sol así,
le dé la espalda.
Y si la sombra llega,
si aún es tiempo,
le arrebate el
perfil.
Escribirá un monólogo
de tierra
en la sombra del
viento.
Se hará muchas
preguntas
pozo negro y vacío
cueva del agua,
ay
este
indefinible
corazón
mío.
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