jueves, 25 de abril de 2013

MIGUEL COLODRERO DE VILLALOBOS






Un triste mirando un arroyo y escuchando cantar un jilguero


No te rías arroyo, pasma un poco,
tu alentada corriente, pasma un tanto,
que le tributo ejecutado llanto
a la pensión de un pensamiento loco.

No cantes jilguerillo, pues invoco
pausa en las suavidades de tu canto,
dulcísimo, tu voz, no cause espanto,
mientras amargos mis pesares toco.

Mas que pides tormento inadvertido,
divertimiento busca que socorra,
una siempre tristeza vacilante.

Qué de locuras pide un afligido,
corra el arroyo, alegremente corra,
y el jilguerillo muchas veces cante.

Imagen: David López García, Vanitas III.





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