No sientas pena
porque la luz del día
al anochecer deje el
paseo del cielo;
no sientas pena por
las bellezas idas
de campos y
matorrales mientras el año pasa;
no sientas pena por
la luna menguante,
ni porque las mareas
retrocedan mar adentro,
ni porque el deseo de
un hombre se vuele por nada,
ni porque tú no me
mires más con amor.
Esto lo supe siempre:
el Amor no es
sino la ancha flor
que el viento asedia,
la gran marea que
pasea por la orilla
los escombros que
dejaron los temporales:
sentí pena de que el
corazón aprenda despacio
lo que la ágil mente
contempla a cada rato.
Versión de Tom Maver.
Imagen: Georgia
O´Keeffe, Dos lirios de agua sobre rosa, 1928.
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