domingo, 1 de diciembre de 2013

FRANCISCO LÓPEZ DE ZÁRATE








A quien traía un reloj con las cenizas de su dama por arena


Ya sin risa la luz, sin voz la rosa,
la beldad sin candor, tu vida muerta,
al fin, Belisa, en polvo te despierta
cuando menos y nada aún poderosa.

La firmeza a tu instancia querellosa
de sus beldades y rigor desierta,
sirva, si te cegó, de que te advierta,
pues porque tú reposes no reposa;

¡cuánto le eres deudor!, pues que te llama
por horas y sin vida, con su ejemplo,
que si lo aprovechares te eternizas;

quien lo menos amó, lo más infama;
culto y reliquias restituye al templo
que de un color son todas las cenizas.





Imagen: Philippe de Champaigne, La Vanité ou Allégorie de la vie humaine, 1646.


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