Atardecer. Quietud
Serena, igual que
esta rama
se alza en el viento
mi sangre
¡qué rojo tallo de
pulsos
alza dentro de mi
carne!
¡Qué fuente! ¡qué
claro río
en pie en mi cuerpo
se abre,
igual que se abre en
el cielo
este árbol! ¡Qué
limpios cauces
bajo mi frente mis
venas
enredan, como en el
aire
sus blandas ramas el
árbol
enreda bajo la tarde!
Como sus frutos, mis
ojos
temblando en mis
sienes nacen.
¡Qué majestades de
cumbre
la de sus dos altos
mares!
¡Qué solemne actitud
última
la de sus dos
soledades!
Serena igual que esta
rama
se alza en el vinto
mi sangre...
¿Hasta qué espacio,
mis ojos
han de llegar por
buscarte?
Imagen: Eyvind Earle,
Valley of Dreams, 1992.
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