martes, 17 de diciembre de 2013

PERTTI NIEMINEN







El duque de Chin mandó a fabricar un jarrón para su amada,
la noble dama Chi Liang,
y grabar un mensaje en el bronce.

¡Vida mía! Los días existen y yo existo
y la muerte no me espera, simplemente nos encontramos;

pero ¿para quién queda el amor,
que no se ha grabado en metal?



Imagen: Jiang Guo Fang, El sueño del loto.




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