El duque de Chin
mandó a fabricar un jarrón para su amada,
la noble dama Chi
Liang,
y grabar un mensaje
en el bronce.
¡Vida mía! Los días
existen y yo existo
y la muerte no me
espera, simplemente nos encontramos;
pero ¿para quién
queda el amor,
que no se ha grabado
en metal?
Imagen: Jiang Guo
Fang, El sueño del loto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario