miércoles, 30 de abril de 2014

FERNANDO DE HERRERA







«¿Dó vas? ¿dó vas cruel, dó vas?; refrena,
refrena el presuroso paso en tanto
que de mi dolor grave el largo llanto
a abrir comienza esta honda vena;

oye la voz de mil suspiros llena
y de mi mal sufrido el triste canto,
que no podrás ser fiera y dura tanto
que no te mueva esta mi acerba pena;

vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos
antes que quede oscuro en ciega niebla»,
decía en sueño o en ilusión perdido.

Volví, halléme solo y entre abrojos,
y en vez de luz, cercado de tiniebla
y en lágrimas ardientes convertido.




Imagen: Kay Sage, El lado superior del cielo, 1944.



OLGA OROZCO







Con esta boca, en este mundo


No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos.

Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta dura nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento.

Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo, con la lengua cortada.

¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes y los males que más temí perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.
Nuestro largo combate fue también un combate a muerte
    con la muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido,
porque ¿cómo nombrar con esta boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca
    en este mundo con esta sola boca?



martes, 29 de abril de 2014

T. S. ELIOT








Burnt Norton


I


Tiempo presente y tiempo pasado
están ambos quizá presentes en el tiempo futuro,
y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
todo tiempo es irredimible.
Lo que podía haber sido es una abstracción
y permanece como posibilidad perpetua
sólo en un mundo de especulación.
Lo que podía haber sido y lo que ha sido
apuntan a un fin, que es siempre presente.
Las pisadas resuenan en la memoria
bajando el pasillo que no tomamos
hacia la puerta que nunca abrimos
a la rosaleda. Mis palabras resuenan
así, en tu mente.
                             Pero con qué propósito
removiendo el polvo en un cuenco de pétalos de rosa
no lo sé.
                Otros ecos
habitan el jardín. ¿Los seguimos?
Rápido, dijo el pájaro, encuéntralos, encuéntralos,
al doblar la esquina. Por la primera puerta,
entrando en nuestro primer mundo, ¿Seguimos
el engaño del tordo? En nuestro primer mundo.
Ahí estaban, solemnes, invisibles,
moviéndose sin presión, sobre las hojas muertas,
en el calor del otoño, a través del aire vibrante,
y el pájaro llamó, en respuesta a
la música no oída oculta en los arbustos,
y la mirada no vista lanzada, pues las rosas
tenían el aspecto de flores que son miradas.
Ahí estaban como nuestros invitados, aceptados y aceptando.

Así que avanzamos, y ellos, en formación,
por el paseo vacío, hacia el círculo de boj,
para mirar dentro del estanque drenado.
Seco el estanque, hormigón seco, de borde ocre,
y el estanque se llenó con agua de luz solar,
y el loto se elevó, quietamente, quietamente,
la superficie brilló desde el corazón de la luz,
y estaban tras nosotros, reflejados en el estanque.
Entonces pasó una nube, y el estanque estaba vacío.
Marchaos, dijo el pájaro, pues el estanque estaba lleno de niños,
escondidos nerviosos, conteniendo la risa.
Id, id, id, dijo el pájaro, la especie humana
no puede soportar mucha realidad.
Tiempo pasado y tiempo futuro
lo que podía haber sido y lo que ha sido
apuntan a un fin, que es siempre presente.




Traducción de Jesús Placencia.




JUAN GIL ALBERT







Homenaje a Epicuro 



Un alto muro a veces me separa
del mundo entero. Yedras y cripreses
intensifican luces y silencios
y en el hueco plausible de la tierra,
tal una mano, vivo dulcemente
una especie de absorto sueño antiguo
que nada extingue. Cerca se oye el agua
deslizándose lejos, un murmullo
que no sabe de mí, lo sabe todo,
un reflejar del cielo estremecido,
una canción dispersa. El tiempo corto
suele durar bastante en la memoria
sin que sepamos qué es lo que en el alma
se nos quedó tan preso que los años
no han podido borrar, aquel asomo
de una felicidad sin conjeturas,
libre, dichosa, suave, deslizante,
que hace que para mí la vida sea,
no importa sus quebrantos, un recuerdo
de sosiego y de paz.




Imagen: Yves Trèvédy, La Grille, entrée de la maison de Sacha Guitry.