jueves, 3 de abril de 2014

CONCHA ZARDOYA







Desierto de alabastro


Desierto de alabastro,
blancas dunas,
anoche fueron sueño.
Era un viaje polar
inacabable...
Grandes bloques flotaban
como naves sin rumbo,
a la deriva, yertos.
Gaviotas, bobos-pájaros
los seguían gritando.
No sé si caminaba
por la nieve blanquísima.
Mas, sola, deslizándome,
llegaba yo a un centro:
era el eje del mundo,
misterio congelado.



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