Cita
Y ahora que sé que
nunca visitaré Estambul,
me entero que me
esperan en la calle de Shidah Kardessi,
en el cuarto que está
encima de la tienda del oculista.
Un golpe de aguas
contra las piedras de la fortaleza,
me llamará cada día y
cada noche
hasta cuando todo
haya terminado.
Me llamará sin otra
esperanza
que la del azar
agridulce
que tira de los hilos
neciamente
sin atender la música
ni seguir el asunto
en el libreto.
Entretanto, en la
calle de Shidah Kardessi
tomo posesión de mis
asuntos
mientras se extiende
el tiempo
en ondas crecientes y
sin pausa
desde el cuarto que
está encima
de la tienda del
oculista
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