Nada hay tan pesado
como el dolor:
muros de piedra, de
cristal,
sitios para comer,
para soñar,
¿puedes acaso
soportarlo?
¿No terminará
entonces todo,
y las sombras de
rocas, de piedras,
y cerradas las
puertas, los muros,
te encierren?
No piensas entonces
en todo padecer,
toda fuerza
destructiva,
como un vestido de
fiesta,
como una noche de
antorchas.
Ocaso, pura
destrucción,
en las bancas de un
jardín
—sofocante
concentración—,
ocaso: presentimiento
de cualquier divorcio
de fidelidad,
del íntimo Tú
asediándote, y nuevos
tormentos en ti
crecen.
Ser sin reposo y sin
sueño,
impostergable
penuria...:
¿no piensas entonces
en el dolor
como en la más alta
ley?
Traducción de José
Manuel Recillas.
Imagen: André Derain,
Paysage triste, ca 1946.
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