viernes, 7 de junio de 2013

ÁNGELA FIGUERA AYMERICH







Aunque la mies más alta dure un día


He de morir y a muerte me preparo
dando, a tan poco tiempo, tanta vida
que he de ganar de fijo la partida
y ha de lograr diana mi disparo.

Mujer de carne y verso me declaro,
pozo de amor y boca dolorida,
pero he de hacer un trueno de mi herida
que suene aquí y ahora, fuerte y claro.

Aquí y ahora estoy. Voy con aquellos
que siembran gozo y pan en la mañana
aunque la mies más alta dure un día.

Los hombres lloran: lloraré con ellos;
seré su voz, la luz en su ventana.
Después, no sé. La muerte ya no es mía.

 

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