Noche en Martindale
No en el rumor del
agua o del aire, el rugido
del mal tiempo o los
pájaros ominosos, los gritos...
El ángel habla aquí
con voz humana.
En hombre ha de
trocarse la piedra; la palabra
humana, que grabaron
en el aire suspiros
nuestros, es un
hablar auténtico de nubes,
la palabra del agua,
huyendo, y de las brisas,
de la luna de plata y
el desmedrado enebro.
Surgen palabras,
fluyen las aguas, la tormenta
los roquedos
aguantan, se marchitan helechos, vientos y tiempos pasan:
yo digo el Sol amante
y el "no" de las estrellas.
Traducción de Mariá
Manent
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