jueves, 23 de octubre de 2014

RAFAEL MORALES








En una tarde de desengaño y pena




Soledad, soledad late en mis venas.
Hay un cielo vacío, indiferente,
y es una ausencia el río y sus arenas
que dora el sol lejano del poniente.

Todo está solo: el corazón y el viento
a la deriva van por la alameda.
Yo me siento vacío, sólo siento
la ausencia enorme que en mis venas queda.





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