jueves, 30 de octubre de 2014

SARA TEASDALE









Llegarán suaves lluvias y el olor de la tierra,
y golondrinas dando vueltas con sus débiles sonidos;

Y ranas en los estanques cantarán por la noche,
y ciruelos silvestres de trémulo blanco.

Los petirrojos vestirán su emplumado fuego,
silbando sus caprichos sobre una baja alambrada.

Y nadie sabrá de la guerra, nadie
se preocupará al final cuando haya concluido.

A nadie le importaría, ni a pájaro ni a árbol,
si la humanidad pereció completamente;

Y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer
apenas se daría cuenta de que nos hemos ido.




Traducción de Juan Carlos Villavicencio.



Imagen: Johan Abeling,  Weiland, 2000.





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