Invitación a la
muerte
Ven, méteme mano
por la honda
vena oscura de mi carne.
Dentro, se
cuajará tu brazo
con mi sombra;
se hará piedra
de noche,
seca raíz de
sangre...
Coagulada la
fuente de mi pecho,
para pedir ayuda
subirá a mi
garganta.
¡Niégasela si es
vida!
¡Clávame más tu
brazo!...
¡Crúzamelo!
¡Atraviésame!
Aunque me cueste
el árbol de mi cuerpo,
condúceme a ti,
muerte.
Imagen: Agostino
Arrivabene, Bianco braccio.
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