Bendición
Que Dios destierre de tu
casa
a la mosca, la cucaracha, el
ratón
que alborota detrás de las
paredes
hasta hacer caer el revoque;
que exhorte desde tu puerta
al hipócrita y al falsario;
que no permita que el miedo,
asustadizo,
blando y felino suba por tu
escalera,
a los agentes de tus dudas:
que Dios los eche con un
silbido.
Que no permita nada
contaminado del mal,
que nada que pueda marchitar
la fronda más tierna de tu
corazón
invada tu sangre tierna y
profunda.
En contra del gotear de la
noche
tenga Dios bien cerradas las
ventanas,
proteja tus espejos
de sorpresa, delirios,
no admita que el viento
rezagado
dentro de tu cerrada mente
emplume el lago del sueño
con sueños. Si has de llorar
que Dios te de lágrimas,
pero que te deje
soledad para tu pesar,
e islas para tu orgullo,
y amor para que anide a tu
lado.
Permita Dios que hasta el
hueso
seas tú misma;
permita que sea yo (mi amor)
dulce compañía.
Traducción de Alberto Girri.
Imagen: John Byam Liston Shaw, Silent Noon, 1894.
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