miércoles, 3 de diciembre de 2014

STANLEY KUNITZ








Bendición




Que Dios destierre de tu casa
a la mosca, la cucaracha, el ratón

que alborota detrás de las paredes
hasta hacer caer el revoque;

que exhorte desde tu puerta
al hipócrita y al falsario;

que no permita que el miedo, asustadizo,
blando y felino suba por tu escalera,

a los agentes de tus dudas:
que Dios los eche con un silbido.

Que no permita nada contaminado del mal,
que nada que pueda marchitar

la fronda más tierna de tu corazón
invada tu sangre tierna y profunda.

En contra del gotear de la noche
tenga Dios bien cerradas las ventanas,

proteja tus espejos
de sorpresa, delirios,

no admita que el viento rezagado
dentro de tu cerrada mente

emplume el lago del sueño
con sueños. Si has de llorar

que Dios te de lágrimas, pero que te deje
soledad para tu pesar,

e islas para tu orgullo,
y amor para que anide a tu lado.

Permita Dios que hasta el hueso
seas tú misma;

permita que sea yo (mi amor)
dulce compañía.




Traducción de Alberto Girri.


Imagen: John Byam Liston Shaw, Silent Noon, 1894.



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