Caído se le ha
un clavel
hoy a la aurora
del seno:
¡Qué glorioso
que está el heno,
porque ha caído
sobre él!
Cuando el
silencio tenía
todas las cosas
del suelo,
y, coronada del
yelo,
reinaba la noche
fría,
en medio la
monarquía
de tiniebla tan
cruel,
Caído se le ha
un clavel
hoy a la Aurora
del seno:
¡Qué glorioso
que está el heno,
porque ha caído
sobre él!
De un solo
Clavel ceñida,
la virgen,
aurora bella,
al mundo se lo
dio, y ella
quedó cual antes
florida;
a la púrpura
caída
solo fue el heno
fïel.
Caído se le ha
un Clavel
hoy a la Aurora
del seno:
¡Qué glorioso
que está el heno,
porque ha caído
sobre él!
El heno, pues,
que fue dino,
a pesar de
tantas nieves,
de ver en sus
brazos leves
este rosicler
divino
para su lecho
fue lino,
oro para su
dosel.
Caído se le ha
un clavel
hoy a la Aurora
del seno:
¡Qué glorioso
que está el heno,
Porque ha caído
sobre él!
Imagen: Anton
Raphael Mengs, Adoracion de los pastores, 1770.
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