La tentación
Perderse para siempre entre estos cerros
de blanquecina tierra, verdes vides,
segadas mieses y altos girasoles.
Recorrer con la vista sus desnudos
perfiles, donde un árbol solitario
conversa silencioso con el cielo.
Sentirse carne, viento, polvo, sombra
que cruza errante cimas y llanuras.
Negar que más allá de este horizonte
existan bosques, mares y desiertos.
No pensar que hubo ayer ni habrá mañana,
y estar ajeno ante el dolor del mundo.
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